jueves, 25 de mayo de 2017

NOCIONES POLITICAS DE SANTO TOMAS EN LA ACTUALIDAD

Es claro que en la actualidad las nociones políticas de Santo Tomás están superadas por los aportes de pensadores posteriores concernientes a la ciencia política.  Sin embargo, hay que hacer apreciaciones sobre su perspectiva en el marco de la política actual.

Está desactualizado, es claro, porque la ciencia política ha evolucionado conforme pasan los siglos y los pensadores que reflexionan sobre el hecho político hacen aportaciones que robustecen la teoría, sin decir por esto que la política de hoy sea mejor que la del medioevo.  Por tanto, hay que buscar asideros para contemplar mejor el fenómeno y dar una opinión más fundada.  Primero, entendamos qué es eso de ciencia política.  En sentido estricto, es la reflexión que se hace acerca del hecho político.  Por hecho político entendemos aquel andamiaje que se ha levantado con el objetivo de gobernar a un pueblo.  De manera que al hablar de hecho político me referiré sucintamente a las formas del gobierno sobre, en este caso, nuestra sociedad.  En este caso, nuestra sociedad, como en Latinoamérica, el modelo político es el democrático.  Y aquí aparece nuestro primer aspecto para valorar a Santo Tomás: no solamente somos de tiempos distintos, sino de espacios distintos.   Debemos entender algo nosotros y que a menudo nos confunde: no somos europeos, sino latinoamericanos.  Lo segundo que habrá que dejar en claro cuando vamos a emitir un juicio sobre el pensamiento político tomista es que, al ser de espacios distintos, también nuestra historia es distinta a la europea.  Nosotros somos un accidente afortunado de la historia.  El descubrimiento (o invasión, según desde donde se mire) determinó nuestra forma consecuente de ser gobernados.  Los europeos que llegaron a civilizar (con la espada y con la cruz) impusieron en el nuevo continente descubierto su visión sobre el gobierno y estuvimos sometidos a ese modelo por dos o tres siglos.  De manera que al hablar de monarquías, los latinoamericanos somos antimonárquicos.  Eso nos llevó a proclamar nuestra independencia.  Entendidos estos dos aspectos, vamos a reflexionar sobre el pensamiento tomista de la política.  Par el santo de Aquino, atendiendo su marco histórico, es entendible que sea monárquico.  aunque sea para nosotros incomprensible, parados desde nuestra actualidad, debemos hacer el ejercicio mental de trasladarnos al siglo XIII y ponernos en los zapatos de un hombre común.  Eran tiempos convulsos: aunque Europa ya se estaba estabilizando, no era un lugar muy seguro para vivir.  Lo primordial era asegurar la protección.  Asegurar la seguridad, por así decirlo.  La propia y la de los seres queridos. La seguridad propia y la de la familia.  ¿Quién podía proveerla?  La Edad Media resolvió el problema a través del modelo social de la servidumbre.  Es decir, establecer un pacto con el potentado de la tierra a cambio de seguridad.  El dueño de la tierra proveía seguridad a cambio del trabajo del siervo.  Nacieron señores y vasallos.  Este modelo garantizó la convivencia de las nacientes naciones europeas.  Para el santo, en consecuencia, era apenas lógico y hasta consecuente que se decidiera por la monarquía porque el rey, el gran señor feudal, garantizaba la protección del reino de las amenazas extranjera y además, mediante la continuidad de la dinastía, tal garantía de seguridad sería permanente en el tiempo.

Ahora, volviendo a nuestro tiempo, nuestro modelo social en sus forma ya no es de servidumbre, sino de convivencia.  El contrato social exige que si somos sujetos de derechos en igualdad de condiciones ante la ley que sea el Estado quien garantice no solo la seguridad, sino las posibilidades de progreso de cada uno de sus afiliados.  Hay mucho debate en las formas, pero el fondo de nuestro sistema democrático establece esto.  Lo dice nuestra Constitución.  Para Santo Tomás era esperable que se decantara por el modelo monárquico debido a las circunstancias azarosas de su tiempo, pero en el nuestro sus apreciaciones han sido superadas.  Al menos en el papel, el sistema democrático establece que todo individuo nace libre e igual ante la ley, y que ese individuo tiene las mismas oportunidades de progreso que cualquiera de sus semejantes y que está en sus manos el aprovecharlas o hacer caso omiso a las mismas.  Nuestra educación en gran medida es pública y hay dos universidades que son a su vez públicas.  Contrario al marco del medioevo, donde el que nacía siervo moría siendo siervo y ni siquiera su familia podía librarse de tal destino.  Además, la educación estaba reservada para el que pudiera pagarla.  Esto es, para los nobles o los clérigos.  El acceso a la educación es el posibilitante que un individuo pueda superar su situación para ser otro.  

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