viernes, 14 de abril de 2017

INFORME GABRIEL RODRIGUEZ


                         
IMPORTANCIA DE LA OBRA DE ARISTOTELES EN LA EDAD MEDIA Y PROBLEMAS QUE PRESENTA EL REDESCUBRIMIENTO DEL MISMO AL CRISTIANISMO MEDIEVAL
   Aristóteles llega a Occidente por la España musulmana.  Antes de la expansión islámica por el norte de Africa, Europa se asentaba en los reinos nacientes y los imperios advenedizos de unos y otros.  En el siglo XIII encontramos un continente en tensa calma, organizado en dos imperios -bizantinio y Sacro Imperio- y alrededor de estos los reinos emergentes.  En el pensamiento, Europa era neoplatónica.  Siglos y siglos de armonizar las ideas platónicas con la doctrina cristiana rindieron sus frutos.  Al conocerse Aristóteles, se teme que la razón entre en contradicción con la fe.  La aparición del tomismo concilia estas dos posturas.  Aristóteles es comprendido gracias a Santo Tomás.  El tomismo es aristotélico-escolástico.  Como decía, santo Tomás se apoya en Aristóteles para echar los cimientos de su filosofía.  Hay una disputa manifiesta: la razón y la fe.  Las cosas naturales frente a las cuestiones espirituales.  Pueden coexistir las dos explicaciones, incluso colaborarse entre sí.  Pero el armisticio termina cuando ambas explicaciones – la teológica y la filosófica- dan su veredicto sobre una misma cuestión.  No puede haber dos verdades, como en esos tiempos se planteaba.  Escribe “Aunque la citada verdad de la fe cristiana exceda la capacidad de la razón humana, no por eso las verdades racionales son contrarias a las verdades de la fe[1].  En Santo Tomás se presenta, entonces, el intento de conciliar dos explicaciones sin que éstas entren en disputa.  En el siglo XIII, el criterio de verdad lo tendrá la Teología.  Sobre una misma cosa y dos explicaciones, la preeminencia la tendrá la Teología.  Comienza a gestarse lo que doscientos años después desencadenará en la rebelión de la razón frente a la fe.  La separación de la Iglesia y el Estado.  Entretanto, Santo Tomás funda su filosofía como un concordato entre razón y fe.  Todavía no se vislumbra el enfrentamiento, aunque posterior al Santo de Aquino otros pensadores comenzarán a cultivar la futura rebelión.

   Es importente la obra del estagirita en la Europa medieval porque abrwe el espectro de explicaciones sobre las cuestiones que los ocupan.  También porque pone de manifiesto una cuestión que no estaba presente en el pensamiento ascético de los monjes: las cosas de este mundo, la naturaleza.  Venimos de siglos cataclísmicos donde para alcanzar el cielo debía renunciarse a lo material, y tal renuncia provocó un desprecio a lo material.  Cuando los reinos se asentaron,. El hombre seguía buscando las cosas divinas y no le daba importancia a lo que lo rodeaba.  Tenía sus ojos puestos en el cielo, gracias también al agustinismo platónico que se desarrolló en el seno de las cosas.  Para explicar las cosas de este mundo, se recurría al mito de la caverna.  Las cosas de este mundo son apenas sombras de verdades supraterrenas que nos esperan después de la vida.  La ciencia era incipiente: simplemente no importaba.  Y Aristóteles pone el acento en esas cosas, porque después que Dios hizo la creación juzgó que cuanto había hecho era bueno.  Y esa explicación la dio Santo Tomás.  Recoge los textos aristotélicos sobre la naturaleza y los cristianiza.  La naturaleza es buena.  Pero no se da el siguiente paso: el de estudiarla.  Porque ese estudio incorporaba problemas incómodos de autoridad.  Sobre el qué es esto, se recurre a la explicación bíblica que pueda haber.  El sol gira alrededor de la Tierra; de otra manera Josué no hubiera podido detenerlo.  Y si intentando explicar la naturaleza se llegaba a una contradicción con la autoridad, el criterio de verdad se le daba a la teología.  Por tanto, el cristianismo medieval pone dique al aristotelismo y logra contenerlo, por lo menos en esa época.



JUICIO SOBRE TOMAS DE AQUINO COMO FILOSOFO
   Santo Tomás fue un hombre estudioso y apasionado por sus creencias.  Es el último gran sistematizador de la Edad Media.  Los problemas intelectuales a los que se enfrentó no estuvieron en la mente helénica, por lo cual pudo adecuar el aristotelismo a su corpus doctrinal.  Fue teólogo antes que filósofo.  Como teólogo escribió la Summa que hoy se estudia en los claustros monásticos.  Sin embargo, cabe hablarse de textos estrictamente filosóficos.  Es decir, donde escribe no como teólogo, sino como naturalista.  Este monje franciscano echa los cimientos para el nacimiento ulterior de la filosofía como ciencia de la naturaleza.  Los problemas presentes en su pensamiento fueron razón y fe, Dios y el alma, la creación, entre otros.  Los autores que lo comentan admiran su genialidad, porque no solo se vale del aristotelismo para edificar su tomismo, sino también se deslinda del mismo hondamente porque no se dirigen al mismo problema.  El dios de aristóterles es un supuesto ontológico, mientras el del santo es fuego vivo.  Por eso su vida se ordena a su contemplación y su pluma a su revelación.

¿Qué opinión tienes sobre la relación entre la fe y la razón?
   En sentido estricto, fe y razón son dos formas de conocimiento totalmente distintas.  No discuto sobre su validez ni su importancia.  Simplemente se refieren a cosas muy distintas.  En el marco histórico en que se organiza este seminario de autor, la fe era la autoridad sobre la razón.  Hoy, apenas cabe hablarse algo sobre la fe.  Nosotros fuimos los que conflictuamos estas dos formas de conocimiento.  Cuando la fe y la razón intentan dar su explicación sobre la misma cuestión, uno se carcajea cuando la primera expone sus tesis.  La fe no puede abordar la naturaleza porque en ella no hay supuestos suprasensibles más que los conceptos, y éstos son materia del raciocinio.  La fe no puede entrometerse en los asuntos de la naturaleza porque no es su campo de acción ni su objeto de conocimiento (si cabe hablarse que la fe tenga algún objeto de conocimiento).  La fe ejerce sobre cuestiones espirituales, no materiales.  La fe discurre sobre dogmas y estatuitos eclesiales, no sobre teorías y especulaciones científicas.  De manera que no hay lugar para que entre ellas haya disenso, porque se refieren a formas de conocimiento distintas y bien delimitadas.  Como decía, el problema ocurre cuando la fe abandona su parcela celestial e intenta inmiscuirse en los asuntos de la razón.  Entonces sí merece una bofetada y que la pongan en su lugar.  La fe no puede discutir sobre cuestiones científicas porque no sabe hablar en ese idioma.  Uno sonríe cuando escucha a pastores evangélicos hablar sobre el evolucionismo: simplemente la ignorancia es atrevida y temeraria.  Intentar explicar una cuestión científica desde la Biblia.  El evolucionismo y el creacionismo no son dos teorías científicas.  Lo es la primera, la otra es apenas una fábula.  Y una fábula es eso, simplemente.  No hay nada de ciencia en decir que Dios creó el cielo y la tierra en siete días. Esa afirmación no es científica, es fideísta.  Y sobra fábulas se puede hablar mucho, peor no se puede conocer algo que realmente valga la pena.  Para los pastores y para nbuestros clérigos bien pudo ser el hombre una creación de Dios.  Lo que nos interesa a nosotros, los hombres que cuando éramos niños hablábamos como niños, pero ya de adultos dejamos las cosas de niños, es descubrir de qué forma fue posible esa creación con argumentos demostrables y verificables bajho los estatutos del método científico.

COMPARACION CRITICA ENTRE LA UNIVERSIDAD DE LA EDAD MEDIA Y LA UNIVERSIDAD ACTUAL
La universidad es la gran contribución medieval europea a la humanidad.  Se gestó en los monasterios y se dirigió a las élites de su tiempo.  Se enseñaba el trivium (gramática, retórica y dialéctica) y el quadrivium (aritmética, astronomía y música).  Era pagable por la nobleza y el clero.  Los otros estratos sociales no tenían o no podían acceder a la educación más elemental.  El grueso del pueblo estaba sumido en la ignorancia bajo el báculo eclesiástico.  Ni siquiera la naciente burguesía podía educarse en las universidades: la iglesia determinaba quién podía residir en ellas.  Puede compararse ambas universidades desde una perspectiva de ingreso o de empleabilidad luego de terminados los estudios.  Por ejemplo, como lo cuenta el escribano Landolfo, se estudiaba para ser funcionario palaciego o para ayudar al abad en sus funciones.  Solamente habán dos empleos: ambos estaban dirigidos para la naciente burguesía.  Hoy en día, aunque el campo de actividad es más amplio, las personas también se forman para emplearse por lo que se formaron.  Parece obvio y una gran perogrullada esto que escribo, pero el verdadero propósito de los estudios universitarios no debería ser el de formar para desempeñar una función sino para produccir más conocimiento.  El debate tiene de ancho como de largo y no es el espacio para darlo, pero la ciencia nació gracias a la curiosidad que provocaban los saberes de las artes liberales.  

¿QUE DESAFIOS CREES QUE TIENE LA FILOSOFIA ACTUAL EN COLOMBIA, SOBRETODO EN ESTE AMBIENTE DE POST-ACUERDO?
   Los desafíos que plantea el post acuerdo son múltiples y no solamente se circunscriben al ámbito intelectual.  La Filosofía actual en Colombia debe propender al acercamiento entre los sectores de la sociedad y los desmovilizados.  Esto ya no es filosofía, es comportamiento.  Es compromiso, es perdón.  Lo que necesita Colombia es perdonar y dejar de escuchar los odios de sus pastores.  Ya que se acercan las elecciones del 2018, el tema se va a politizar extremadamente a tal punto que el presidente del próximo cuatrenio debe tener por primer compromiso refrendar los acuerdos cumpliéndolos.  A esos tipos no se les puede quedar mal, porque han depuesto efectivamente sus armas como se ha acordado.  Ahora nos toca cumplir a nosotros.  No hay acuerdos perfectos ni blindados de errores.  El próximo presidente debe seguir con los compromisos acordados y llevar a feliz término todo lo pactado.  Porque un acuerdo se hace, primero, sobre la confianza al otro.  Además, conforme nos vaya con los acuerdos con las FARC, vendrá el ELN y también depondrá las armas.  El silencio de los fusiles se ha venido dando, tanto así que el Hospital militar, que en otras épocas estaba abarrotado por los soldados heridos en combate, un año después del cese al fuego bilateral ya n o reciben soldados.  Los médicos, antes acosados de trabajo, hoy tiene un valioso tiempo de ocio.  De bendito ocio.  Lo que nos ocupa como filósofos es repensar Colombia en paz.  Esto es, brindar una visión objetiva sobre los beneficios de la paz.  Hay que abrir espacios de reflexión y hablar sobre los beneficios de la paz.  Hay que desoir a los pastores del No, a aquellos que están en contra del proceso y apoyarlo en sus formas.  La discusión sobre los acuerdos de paz la hacen los que tienen intereses políticos para el 2018.  Y esto es lo que se debe evitar: que el discurso se politice y los pastores dirijan sus rebaños en contra de los acuerdos.   Como filósofos nuestra función, lo repito, es reflexionar sobre los beneficios de la paz.  No sobre el contenido de los acuerdos, frente a los cuales podemos estar lícitamente a favor o en contra; no sobre los beneficios que van a recibir los desmovilizados, no sobre la letra menuda de los acuerdos… no sobre las minucias.  Debemos reflexionar sobre el beneficio que trae el silencio de los fusiles.  Del reacomodamiento del campo, de la vuelta de las familias a sus terruños, de los soldados que van a dejar de morir, de los gastos bélicos que se van a dejar de dar, de la reasignación del presupuesto de la guerra.  Debemos reflexionar sobre la nueva generación, para la cual la no va a haber violencia en el campo.  Como filósofos nuestra visión es más amplia; por lo tanto, no obedecemos a los pastores del No, sino a la verdad de la razón.




[1] AQUINO Tomás.  “Suma contra gentiles” I, 7.  Vol 1 Biblioteca de autores cristianos.

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