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Comparación entre la realidad social, económica,
cultural política y religiosa de la Edad Media y la de tu comunidad (vereda,
barrio, pueblo)
El
contraste o la comparación entre las realidades generales de la Edad Media y
las pautas de realidad social de nuestra comunidad, en un barrio de la ciudad
de Bogotá, en la nación colombiana, son necesariamente dispares, pero con una
alta influencia del núcleo civilizatorio occidental.
El
modelo estatal de tipo republicano de carácter democrático representativo es,
en esencia, parte importante de las relaciones públicas y sociales de la
comunidad en la que estamos insertos. La libertad de culto, política, de
asociación, entre otras, manifiestan en el plano ideal o teórico, la
posibilidad de los individuos para realizarse de manera libre como ciudadanos.
En este sentido, la comparación con la Edad media es distante, en razón a los
procesos altamente restrictivos y verticales del poder con los que se
organizaban los pueblos medievales.
No
obstante la diferencia, es apreciable también en nuestros entornos más cercanos
la presencia de sistemas de dominación política basados en la autoridad y la
riqueza, que someten a los pueblos a una distribución de los recursos viciada
por hechos como la corrupción, y de lo cual surge un uso indebido del capital
económico de las comunidades.
En
el ámbito cultural, la comparación con la Edad media puede registrar algunas
confluencias más evidentes. Es propio de nuestra comunidad la presencia de
estamentos de tipo religioso basados en la cristiandad. Por otro lado, es
posible encontrar en los modelos educativos o de los individuos una clara
presencia del sentido filosófico y racional de carácter greco-latino, el cual
es indudable herencia en los procesos de constitución social de los pueblos
considerados de tipo occidental. De la misma manera, existen elementos
aportados por los pueblos nativos de la América precolombina, pero generalmente
asumidos de manera sincrética con la racionalidad de tipo occidental. La
ciencia, la tecnología, el arte secular, entre otras manifestaciones, son
propias de la cultura de nuestra comunidad, estableciéndose con ello una
afinidad cultural con los procesos de realidad iniciados en el temprano
renacimiento, en el cual, tanto la religión como la ciencia, tenían cabida dentro
del ideal social. En la actualidad, no obstante, es reconocible una menor
incidencia de la religión en las decisiones que competen al ámbito privado de
la persona o del Estado. las universidades, por otra parte, continúan
desempeñando un rol importante para las sociedades, al ser las que determinan
la capacidad y formalidad profesional con la cual los individuos se insertan en
el mercado laboral calificado.
En
lo relacionado con la política, la comparación es desde luego alejada en sus
manifestaciones, pero acorde con la evolución de los procesos de lucha
política. En un principio, los estados Nación se definen en torno a los más
profundos procesos políticos de la Edad Media, constituyéndose como la manera
más fiable y eficaz de regular el poder político. Las instituciones del derecho
actuales tienen gran influencia del derecho romano, lo cual las hace cercanas a
las presentes en la Edad Media. La laicidad del estado, por otro lado, fomenta
una tradición religiosa de tipo cultural que se aviene a consideraciones de
tipo afectivo o emocional, pero desvinculadas del poder político en sus facetas
más reglamentarias o doctrinales.
En
términos generales, la política en la actualidad en comunidades citadinas como
en la que vivimos, juega un papel importante en las decisiones de los
ciudadanos. Las ideas políticas en general se abocan o demuestran una
influencia importante de la tradición iniciada en la edad Media, tanto en lo
que respecta a su apoyo como a su oposición.
En
el aspecto económico, existe una marcada diferencia con lo que constituía el
ideal económico de la Edad Media. En conjunto, la Edad Media era una sociedad
de economías estancas y de subsistencia, con poca movilidad y productividad. El
modelo feudal, aunque puede estar en alguna medida presente en la actualidad,
no reporta incentivo económico dentro de la economía de mercado que es
imperante en el modelo occidental, más allá de la posesión de tierra como
muestra de poder y de un dominio político contrario a las fuerzas del mercado.
En el ámbito citadino, en el cual desarrollamos nuestra vida, se presenta una estratificación
económica en la cual están presentes las contradicciones propias de la
tradición económica colombiana, pero permanece la profesionalización y la
técnica como centro de movilidad social y económica.
Por
último, en el ámbito religioso, es palpable la evolución que se da en la Edad
Media hacia una diferenciación clara entre lo relacionado con la religión y el
sistema político. La influencia de la religión compete más en la actualidad
hacia el ámbito privado de realización personal, que aunque posee incidencia en
la política, no demuestra ser el criterio esencial de articulación de la
formulación de las políticas constitucionales de la república. Aunque la
religión cristiana ha sido muy influyente en la historia de las naciones
latinoamericanas, su lugar como rectora en la organización del estado ha venido
disminuyendo paulatinamente. La presencia de la ciencia y la tecnología como
herramientas generadoras de ámbitos o cuerpos racionales con clara eficiencia e
importancia, ha incentivado una evolución paritaria de las costumbres y
creencias de la sociedad.
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